Sobre el arco de espuma de la cala,
sostenida del cielo una gaviota,
contempla la hermosura de esa gota
que el pecho con dulzura te resbala.
Y lleva agua tu piel por toda gala,
de sal, como un licor de luna rota
que apura, entre frenética y devota,
mi boca que te prueba y que te exhala.
Así, de arena y sal, de carne y boca,
de piernas enlazadas en la espuma,
la piel desnuda al alma, hasta la toca,
haciendo apostasía de la suma.
Y ruge el corazón que desemboca
al vértice de amor que en ti se inhuma.
Diego Jerez
viernes, mayo 19, 2006
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