Aunque tu marcha sea fatigosa
y el cansancio te duela, no claudiques,
piensa en el río que, tumbando diques,
avanza, libre, con fuerza candorosa.
Si existes, ¿qué ha de ser más importante
que vibrar en la esencia de la vida?
Sé aquel ave que con el ala herida,
aún sin volar, camina hacia delante.
Con paso firme y fiel contigo mismo,
no dejes que tu barca pierda el rumbo
ni ante el oleaje feroz del egoísmo.
Que no se apague entre el pesado mundo
ni se amilane en el oscuro abismo,
la llama azul de tu sentir profundo.
E. J. Malinowski
jueves, abril 19, 2007
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