Qué lejos queda el mar cuando se busca
la fresca espuma blanca de sus olas,
la sal, y sus constantes caracolas,
la viva claridad de su agua brusca.
Qué lejos su canción de lengua etrusca,
saltando entre las tímidas corolas
del mar sobre la orilla, y las cabriolas
de un sol que en su esplendor la plata ofusca.
Qué cerca están las aguas tenebrosas,
y el gélido suspiro de la luna
que en medio de la noche me señala.
Deambulo entre sus vísperas rocosas
y no suena del mar canción alguna.
La muerte está esperándome en la cala.
Diego Jerez
miércoles, mayo 24, 2006
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