viernes, mayo 19, 2006

El silencio

Si en la noche callase el agua brava
la furia que derrama su oleaje,
o el trueno silenciase su lenguaje
de hierros que las orbitas socava.

Si el eco de la herrumbre de la aldaba
quedase prisionero de su herraje,
¿Qué fuera sino un pálido homenaje
del fúnebre silencio que me grava?

No alcanza el corazón a alzar mi lengua,
profunda y temerosa en tu presencia.
Del hueco de mi voz no brota nada.

Si el ánimo florece, el verbo mengua,
ahogándome en su afónica estridencia.
¡Hablar quisiera, Dios, con la mirada!

Diego Jerez

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